sábado, 18 de junio de 2011

FRANÇOIS TRUFFAUT Y LA NOUVELLE VAGUE por Matías Sánchez López


Cuando el hasta entonces duro crítico de la especializada Cahiers du Cinema François Truffaut obtiene el premio a la mejor dirección en el Festival de Cannes en 1959, se producen dos hechos trascendentales en lo  que podríamos llamar la "historia del cine".

1) Truffaut deja las críticas cinematográficas y se dedica a filmar.

2) Se inaugura con "Los 400 golpes" en Francia lo que hoy llamamos Nouvelle Vague, movimiento artístico reivindicativo del papel del Director como el principal responsable de una obra cinematográfica, entendida más como un poema que como un producto de consumo masivo y de evasión como el de Hollywood.


Además de Truffaut, la Nueva Ola Francesa cuenta con directores como Claude Chabrol ("Champagne para un asesino", "Las ciervas", "El carnicero"), cronista sombrío de estética policiaca; Eric Rohmer ("El amor después del mediodía", "Mi noche con Maud", "La rodilla de Clara"), teórico del movimiento de Cahiers du Cinema; Jean-Luc Godard, quizá el más experimental y arriesgado del grupo, famoso mundialmente por películas como "Al final de la escapada", "Pierrot el loco", "Chinoise", "Week-end", etc.

El éxito de la Nouvelle Vague llegó también a Estados Unidos, donde rostros como el de Jeanne Moreau ("Jules y Jim"), Jean-Paul Belmondo, Annie Girardet o Catherine Denueve ("Bella de día", "Los paraguas de Cheburgo") pasaron a conformar un Star System Internacional.


En oposición al cine de evasión y entretenimiento, esta nueva oleada de cineastas plasmaron sus temáticas y fantasmas personales en sus cintas, dotando a éstas de una espesura inédita entonces, que ha caracterizado al cine europeo hasta nuestros días.

Este ejemplo de escribir guiones propios fue seguido por cineastas como Ingmar Bergman, Federico Fellini y Eric Rohmer, lo que rápidamente fue emulado al otro lado del Océano Atlántico por Woody Allen, Blake Edwards y Francis Ford Coppola, entre otros.

Los teóricos -siempre en busca de generalizar características comunes a un movimiento- definen como rasgos de la Nouvelle Vague el uso de exteriores, que le dio a estas nuevas películas una estética realista, algunas veces cruda, en cualquier caso opuesto al "cine de calidad" francés empecinado en mantener este rostro en las sombras. Estos nuevos cineastas sacan las cámaras de los estudios, optan por cámaras más livianas -de 16mm en lugar de las de 35mm-, se utiliza mucha iluminación natural y en muchos casos actores no profesionales en los roles protagónicos (Jean-Pierre Leaud).


Las semejanzas con el neorrealismo italiano son hartas. Ambas marcaron el caracter de la cinematografía europea. En contraste con las producciones de Hollywood, hay un mensaje que cumple una función social como obra artística de calidad. Sin embargo, Hollywood ha sido siempre el espejo de los europeos, el mismo Truffaut ("El cine según Hitchcock") se encargó de registrar en un libro de entrevistas su admiración por "el maestro del suspenso", uno de los poquísimos directores asalariados de un gran estudio que logró imprimirle un sello autoral a sus películas.

Trailer de "Los 400 golpes" de François Truffaut.

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